Febrero 1, 2020
Opinión

Un virus destructivo

Enrique Erize

La propagación del denominado Coronavirus por buena parte de China, pero también hacia regiones aledañas al Gigante Asiático y no tan cercanas como los casos detectados en Estados Unidos o Europa, literalmente están generando pánico en las poblaciones en donde el virus ya se encuentra, como así también en los mercados. En definitiva, los mercados están conformados por personas y, si estas personas tienen pánico por alguna razón, simplemente los mercados también lo tendrán. Algunos piensan que es bastante suspicaz que esto esté ocurriendo justo cuando se acaba de firmar, el pasado 15 de Enero, el acuerdo en “fase uno” entre Estados Unidos y China. Pues bien, todo lo importante de esta noticia se esfumó rápidamente cuando una variable impredecible y de la que poco se sabe cuál pueda ser su alcance, irrumpe en escena de manera inesperada.

 

Antecedentes

 

Si observamos otros fenómenos que, en principio fueron similares (por caso la “Vaca Loca”, la “Influenza Aviar”, la famosa “Gripe A” o más recientemente la “Gripe Porcina Africana”), en casi todos estos ejemplos los impactos negativos en las cotizaciones de todos los productos –léase plazas financieras y de commodities- fueron muy importantes, pero solo duraron un tiempo. En la medida que los participantes del mercado fueron absorbiendo el shock, la cuestión mediática fue cediendo y finalmente el problema fue solucionado, el impacto de ese fenómeno sobre las cotizaciones, también fue desapareciendo. Cierto es que, el análisis ex-post se torna innecesario. Hoy, no sabemos si este será un caso más como los mencionados o resultará diferente. Por el momento, los descuentos que habitualmente tienen las cotizaciones del maíz y sobre todo de la soja argentina sobre Chicago están recortándose, puesto que en dicha plaza los valores están bajando con mayor intensidad de lo que lo están haciendo en nuestro país. Veremos, en todo caso, el devenir de las novedades durante los próximos días. Resultaría trascendente que el mercado de granos comience a concentrarse en sus propias variables que son muchas y que, en la gran mayoría de los casos, podrían inclinar favorablemente el fiel de la balanza.