Abril 30, 2022
Opinión

Mercado de incertidumbres

Enrique Erize

La plaza agrícola ingresa en 60/90 días determinantes para el panorama de precios 2023, con dos interrogantes cruciales. La duración de la guerra en Ucrania y los avatares climáticos en EE.UU.. Así las cosas, nos animamos a predecir que si la guerra finaliza en pocos días más y el clima en EE.UU. permite asumir una gran cosecha gruesa (en trámite), las cotizaciones en Chicago se desplomarían. En nuestra opinión, los precios contienen un “premio bélico” que se suma al tradicional “premio climático” y los “fondos” actúan en consecuencia. Por el contrario, si la guerra continuara solamente 30 días más y las condiciones climáticas en EE.UU. no cambian (hoy, demoras en la siembra y pronósticos a 60 días de temperaturas altas y lluvias por debajo de lo normal), podríamos ver en Chicago cotizaciones nunca vistas. Así de ambivalente se presenta el cuadro de situación. Podría darse una combinación menos dramática, pero no del todo tranquilizadora. Esta vuelta no hay medias tintas. En Ucrania las condiciones no estás dadas para una cosecha/siembra normal. La guerra continúa en la zona triguera (inminente cosecha), en la girasolera (plena implantación) y están sembrando maíz con buena parte de los campos minados. Además, para quienes hemos estado en Odessa en más de un par de oportunidades, el interrogante es definitorio: aún si pudieran sembrar, ¿por dónde saldría la producción? “No way” dirían los “gringos”. Los elevadores en Mykolaiv fueron bombardeados y las costas de Odessa también ha sido minadas, al tiempo que las imágenes satelitales no muestran actividad alguna en la región y sus alrededores. En noviembre pasado recibimos la visita de 23 productores ucranianos cuyas noticias no generan optimismo al respecto. Y Ucrania es el cuarto exportador mundial de maíz, el quinto exportador de trigo y aporta casi el 50% de las exportaciones globales de aceite de girasol.

Ante semejante cuadro de situación, el productor argentino debe decidir si es apropiado ir tomando posiciones con miras al nuevo ciclo. Para la campaña 2022/23, tanto en maíz como en soja los precios en oferta son atractivos, pero hay 15 meses por delante para fijar precios. Por lo expuesto ut supra, la paciencia resulta aconsejable por al menos 60/90 días. En trigo nuevo, estamos a pleno en el “efecto encandilamiento”. Precios muy interesantes y tentadores, pero que encierran una trampa. O sea, valores FAS récord, pero que se corresponden con precios FOB definidos por el Minagri muy por debajo de lo que debieran ser. Además, ya se han autorizado registros de exportaciones por 7,8 millones de toneladas (absolutamente inédito para la época del año). Ello podría tener una explicación. El Gobierno ya ha cobrado retenciones anticipadas por más de 340 millones de dólares de trigo que aún no se empezó a sembrar y van por más. Es probable que, este año, el registro se cierre antes de finalizar la siembra. Intervencionismo mata mercado al taco.