Noviembre 26, 2020
Lo que pasa en el sector
Creciente pérdida de competitividad.

La capacidad ociosa de la industria aceitera argentina finalizará este año en torno al 45%

Fuentes de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) proyectan que el procesamiento de soja en 2020 finalizaría en apenas 38,4 millones de toneladas sobre una capacidad instalada total de 70 millones.

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ValorSoja.com

La capacidad ociosa de la industria oleaginosa argentina finalizaría el presente año en torno al 45%, una cifra cuatro puntos superior a la del año pasado y apenas dos puntos por debajo de la situación extraordinaria registrada en 2018 por efecto de una sequía severa.

 

Fuentes de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) proyectan que el procesamiento de soja en 2020 finalizaría en apenas 38,4 millones de toneladas sobre una capacidad instalada total de 70 millones.

 

Desde el año 2017 la capacidad ociosa presente en el sector industrial aceitero, en lo que respecta a molienda de soja, no logra bajar del 40%. En 2018, junto con el fracaso de la cosecha argentina (que fue de 37,7 millones de toneladas), se produjo una distorsión de los precios relativos en el mercado global a partir del “bloqueo comercial” que China aplicó a la soja estadounidense a modo de represalia contra las barreras arancelarias dispuestas por la gestión de Donald Trump contra la nación asiática.

 

 

En 2019 el problema de la capacidad ociosa industrial se atemperó parcialmente gracias a un factor coyuntural presente en el mercado argentino, en el cual la mayor parte de los productores, previendo un aumento de derechos de exportación agrícolas por parte de la gestión entrante de Alberto Fernández, se apuró por vender granos antes del incremento de la presión tributaria aplicado sobre el sector (algo que finalmente sucedió).

 

Pero este año, con la normalización del ritmo de ventas de soja, los problemas de competitividad del sector industrial oleaginoso volvieron a aflorar, razón por la cual el gobierno argentino dispuso a partir de octubre pasado implementar un diferencial de dos puntos en los derechos de exportación a favor de la harina y el aceite de soja respecto del poroto de soja.

 

El principal competidor de las fábricas aceiteras argentinas es China, que en los últimos años viene implementando una política de desarrollo de una industria aceitera local a través de diferentes instrumentos arancelarios y comerciales que promueven el ingreso de la materia prima para ser procesada en el propio territorio.

 

En 2019, durante la gestión de Mauricio Macri, se logró que China aprobara los protocolos necesarios para que Argentina exporte harina de soja hacia la nación asiática. Pero el gobierno de Xi Jinping aún no permitió que eso suceda.

 

La situación presente en el sector aceitero sería sustancialmente peor en caso de no disponer de la soja proveniente de Paraguay en el marco del régimen de admisión temporaria habilitado a comienzos de 2016.

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