Enero 8, 2022
Opinión

Monitorear antecedentes debiera ser una costumbre

Enrique Erize

Chicago busca acomodarse a la realidad. Nuestra calificación de “fantasiosa” a la cosecha de soja argentina 21/22 estimada por el USDA en noviembre pasado se va confirmando. En efecto, los años “doble Niña” generan recortes productivos de importancia en nuestra nación y los antecedentes estadísticos que reportaba hace varios meses el Organismo de Riesgo Agropecuario del Minagri (ORA) eran más que elocuentes. Veamos. El fenómeno “doble Niña” lo vivimos (últimamente) en los años calendarios 2008 y 2009; 2011 y 2012, como así también en 2017 y 2018. En todos los segundos años Niña de esos períodos los rendimientos tanto en soja como también en maíz a nivel país cayeron entre el 17% y el 33% respecto de los rindes de tendencia. Además, el ORA también mostraba que no todas las regiones de la Pampa Húmeda sufren similares consecuencias. De hecho, el noroeste bonaerense, el extremo sur de Córdoba y el noreste de La Pampa han tenido buenos rindes ante dichas circunstancias como lo señalaba el ORA en su informe (notable, ¿no?). En semejante contexto, el USDA en noviembre (luego ratificó en diciembre) pronosticó una producción argentina de 49,5 MMT (millones de toneladas métricas) sobre las 45 del 2021 y con probable caída de área. Veremos, pero el número suena fantasioso.

Ahora bien, los recortes productivos en las circunstancias descriptas también se extienden a Paraguay y al sur de Brasil, donde ya se experimentan pérdidas no recuperables. Así se explica el comportamiento de Chicago de las últimas semanas. Sudamérica en su conjunto podría experimentar recortes productivos del orden de las 15/20 MMT respecto de los pronósticos del USDA publicados el 10/12. Y teniendo en cuenta que los stocks de cierre proyectados para EE.UU. (verdadero termómetro de Chicago) al 1/9/22 son de tan sólo 9 MMT, los comentarios huelgan. Los números no cerraban con una soja “buscando” los U$S/Ton. 400. Todo pareciera indicar que el racionamiento de la demanda externa por parte de EE.UU. se efectivizará (como siempre) vía aumento de precios y habría que ver si los U$S/Ton. 500 son suficientes. Tener en cuenta también el despertar de un gigante dormido como la India como potencial importador de harina de soja (hasta ahora, neutro). No obstante, es cierto que aún juegan algunos factores bajistas que presionaron a Chicago en noviembre, como los anuncios de la FED en EE.UU. (menor inyección de liquidez y alza en tasas de interés), las dudas que plantea la variante Ómicron a nivel global, la ralentización de la demanda asiática y la inminente autorización en China del uso de materiales GMO (hasta ahora no autorizados).

Así las cosas y, como siempre, imaginar escenarios de precios no es tan sencillo como enumerar los factores alcistas y los bajistas. La cuestión pasa por la adecuada ponderación de los mismos. El miércoles 12 tendremos un nuevo reporte del USDA que podría ayudar en tal sentido, más allá de que la confiabilidad de dicho Organismo en materia de pronósticos (tanto producción como demanda) es muy cuestionable. Por el momento, es importante reconocer que el aporte especulativo de los “fondos”, tiene una cuota importante de responsabilidad en las alzas en soja del orden de los U$S/Ton. 60 en Chicago en las últimas tres semanas.