Enero 16, 2021
Opinión

Las ramas no llegan al cielo, pero...

Diego de la Puente

El dicho culmina versando “Ni las raíces al infierno”. Lo cierto es que con las cifras del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) del martes pasado, Chicago volvió a tomar un nuevo impulso. Si bien era esperable que los stocks estadunidenses de maíz y -sobre todo de soja- continuaran ajustándose a la baja, la realidad es que el mercado se vio sorprendido cuando ese ajuste vino más por un recorte en la producción que por una suba en la demanda. En el caso del forrajero, la situación fue más impactante todavía ya que, con el supuesto racionamiento del consumo por suba de precios, le permitió al USDA reducir en más de 8 millones de toneladas la estimación de la cosecha vieja, al tiempo que disminuía el consumo de maíz para etanol y para la exportación. En este último caso, la realidad muestra que ello no esta ocurriendo, situación que rápidamente llevo al mercado a pensar que el Organismo con sede en Washington, deberá continuar reduciendo las existencias estadounidenses de maíz en próximos reportes. Pero más allá de lo números, siempre importantes, lo que si es un hecho es que las cotizaciones lograron superan máximos previos y comienzan a mirar de cerca los valores alcanzados allá por mediados de 2012.

 

La situación local

 

Por otro lado, en nuestro país se resolvía suspender el paro agropecuario iniciado a comienzos de la semana. En este sentido, la medida del Gobierno de interrumpir las exportaciones de maíz temporariamente hasta que se “empalme” con la cosecha nueva, no generaría los “efectos” deseados. Por un lado, ni lograría bajar los precios internos del forrajero, ni tampoco mejoraría el abastecimiento. Mucho menos a dos meses de la cosecha. Fue una sabia decisión dar marcha atrás con la medida, de igual forma que levantar el paro. Resulta hasta trillado quizá, seguir pensando que con decisiones de este tipo se pueden controlar los precios internos, sin tener consecuencias a futuro. La disyuntiva por la que atraviesa el Gobierno es crucial. La mejora de los precios internacionales genera mayor recaudación por derechos de exportación, al tiempo que mejora el ingreso de divisas. Sin embargo también produce, lógicamente, la consabida suba en los precios internos de los alimentos. Lo que resulta insoslayable es que nunca logrará hacer ambas al mismo tiempo, sin tener consecuencias en el corto, mediano y largo plazo. Resulta interesante entender, en tal sentido, que la única manera “natural” de reducir los precios internos es aumentando la oferta que, a estos precios, seguramente ocurra si las reglas de juego se mantienen.

 

Oportunamente, desde estas páginas, hemos recomendado la compra de Puts de forma de lograr “pisos” rentables, no comprometer mercadería física y continuar abiertos a eventuales subas. Hoy, con estas nuevas subas de las cotizaciones, mantenemos nuestra convicción en dicha recomendación. En definitiva, cuando todo el mundo trata de mirar hasta donde pueden llegar los “techos”, la prioridad es fijar los “pisos”.