Octubre 16, 2021
Opinión

El divorcio de la Soja local con Chicago

Enrique Erize

Mientras a Chicago le cuesta “hacer pie”, la plaza local muestra un comportamiento distinto. Sin exabruptos, la soja local muestra alzas interanuales cercanas al 50% y nunca copiamos el derrumbe de U$S/Ton.150 de junio a hoy. Es más, desde allí los precios locales mejoraron mientras Chicago continúa derrapando. Para explicar ello hay que mirar la evolución de los precios FOB. En soja, las estadísticas muestran que nuestro FOB promedia en los últimos diez años un premio de U$S/Ton. 20 sobre Chicago. Pues bien, hasta hace poco y en pleno rally, el mismo se ubicó 20 dólares por debajo. Ahora, opera con un premio de más de U$S/ton.80. Notable, ¿No? Son cuestiones que hay que tener en cuenta. “Chicago queda en EE.UU.” y los precios allí acusan la presión estacional de la cosecha mientras aquí estamos a contra estación. Con casi un 60% de la producción ya vendida, la soja opera como refugio financiero y reserva de valor. Y dicha conducta funciona y muy pocas veces ha defraudado.

Pero esta semana el USDA volvió a sorprender con un reporte muy bajista para soja. Corrigió para arriba la cosecha de un año atrás (abultadamente) y la actual también (posible). Así, proyectó stocks de cierre en EE.UU. para el ciclo 21/22 (termómetro de Chicago) algo menos traumáticos. Aquí pareciera ser necesario hacer una observación importante. Para que las proyecciones del USDA se cumplan, las cifras estimadas para Sudamérica 21/22 debieran ser ciertas. Y en nuestra opinión, las proyectadas para Argentina son absolutamente improbables. El Organismo nos ubica ahora con una producción de 51 millones de toneladas (MMT) siendo que estamos frente a una doble “Niña”. En anteriores circunstancias similares, 2008/09; 2011/12 y 2017/18, nuestra cosecha se ubicó en 31, 39,5 y 36,6 MMT respectivamente. Y con un área sembrada mayor. Un pronóstico difícil de explicar. Además, nuestros registros evidencian que el USDA viene subestimando la demanda global sistemáticamente hace al menos diez años. Este año, la cuestión podría cambiar, toda vez que el ritmo de compras chinas muestra una ralentización importante. Mientras tanto, las naciones de esa parte del globo son determinantes para las cotizaciones agrícolas, puesto que los países del grupo ASEAN (conocidos como el sudeste asiático) vienen trepando en el ránking de importadores de harina de soja en forma notable. Por su parte, el otro gigante asiático, India, ya se ha manifestado interesado en la harina de soja argentina, con visitas oficiales a las fábricas molturadoras del área de Rosario. Es una nación de casi 1.400 millones de habitantes (muy poco menos que China) y que hasta ahora era autosuficiente en trigo, maíz y harina de soja. Sólo se manifestaba como tremenda importadora de aceites vegetales y ha decidido bajar los aranceles de importación de los mismos ante problemas de abastecimiento interno y presiones inflacionarias. Además, debió autorizar la importación de harina derivada de sojas transgénicas momentáneamente (prohibidas en dicha nación). Son señales más que interesantes y que parecieran evidenciar que la demanda asiática pareciera renovarse sin pausa. Primero China, luego los países del grupo ASEAN y ahora la India. Para estar atentos.